Lectura Compartida: dialógica, interactiva y monológica.

  • 23/01/2021
  • por Kufu
  • Etiqueta : Lectura

 

Creo que para nadie resulta novedoso que leer cuentos a los niños es una práctica beneficiosa para su desarrollo lingüístico. Sin embargo, esta afirmación puede resultar ambigua y pueden surgirnos algunas preguntas como: ¿Existen diferentes tipos de lectura compartida?, ¿Cuáles son esos beneficios de leer cuentos a los niños?, ¿Cómo elegir los libros más adecuados?, ¿Qué tipos de preguntas debemos hacer?, etc. En este artículo intentaré resolver estas preguntas.

La lectura compartida (shared book reading en inglés) lleva este nombre porque se necesita al menos un adulto y un niño que compartan la lectura de un texto. La lectura compartida ha recibido mucho interés por parte de diferentes investigadores que han venido estudiando los beneficios de leer cuentos a los niños. Voy a empezar haciendo una diferenciación entre algunos términos que podrían llevarnos a una confusión. Existen tres tipos de lectura compartida: la lectura dialógica, la lectura compartida interactiva o la lectura compartida tradicional  o monológica.

Lectura dialógicaLectura compartida - interactivaLectura compartida - tradicional
El adulto y el niño cambian de roles. El niño aprende a ser el narrador con la auyuda del adulto que actúa también como oyente e interrogador.El adulto lee un cuento aun niño usando una variedad de estrategias para buscar la participación activa de los niños.El adulto lee un cuento aun niño sin establecer interaccines extensas con él.

Durante la lectura dialógica  se cambian los roles de tal forma que el niño se puede convertir en el narrador de cuentos con la ayuda del adulto, y el adulto buscará la participación del niño convirtiéndose en un oyente activo y un interrogador (Whitehurst et al., 1988). Este tipo de lectura implica cinco tipos de preguntas para generar diferentes respuestas  ¿qué?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde? y ¿por qué?

Otra forma de lectura en voz alta es la lectura compartida interactiva. En este tipo de lectura se requiere de la participación activa del niño. Consiste básicamente en leer “con” el niño y no “para” el niño. Además requiere del uso de una serie de estrategias por parte del adulto antes, durante y después de la lectura con el fin de pedirle al niño respuestas a diferentes preguntas, explicaciones, que señale imágenes o palabras.

Por último, tenemos la lectura compartida monológicaque consiste en leerle un cuento a los niños  sin ningún tipo de interrupciones. Vemos pues que estas tres prácticas difieren principalmente en la participación que tienen los niños durante la lectura. Algunas investigaciones muestran que los niños aprenden más vocabulario cuando les leemos y luego conversamos sobre lo leído, que cuando solo les leemos. Por lo tanto, parece ser que leer un cuento a niño antes de irse a dormir sin permitir ningún tipo de interrupción no sería la estrategia más efectiva  para que se conviertan en buenos lectores.

Evidencias sobre los beneficios de la lectura compartida

Según Teresa Colomer, la relación entre los niños y los libros, hasta los 6 años, se construye principalmente a través de su lectura compartida con los adultos. Existe un consenso en que la lectura compartida interactiva produce muchos beneficios en el niño (en el ámbito lingüístico, emocional y cognitivo). Los efectos en el léxico del niño han sido los más estudiados. Los niños tienen la oportunidad de estar expuestos a palabras que no utilizan en su lenguaje cotidiano y que son menos frecuentes en sus conversaciones. De esta manera, parece ser que uno de los efectos más importantes es la mejora del vocabulario (especialmente el receptivo). Sin embargo, los efectos de leerle cuentos a los niños también permite que se familiaricen con distintos tipos de textos, diferentes formas gramaticales y estructuras sintácticas más complejas que normalmente no emplean diariamente. También se ha encontrado que este tipo de lectura ayuda a los niños que se están iniciando en la lectura a desarrollar las habilidades de conciencia fonológica, fomenta el conocimiento de las letras y promueve el interés por la lectura y escritura. Y en aquellos niños que ya son lectores, se ha encontrado una relación entre la exposición a la lectura compartida y las habilidades posteriores de comprensión lectora (Sénéchal, Pagan, Lever y Ouellette, 2008).

Existen informes interesantes sobre los efectos de la lectura compartida realizados por What Works Clearinghouse (2007) y por el National Early Literacy Panel (2008). A pesar de que estos informes reportan  algunas limitaciones en el análisis de los beneficios  de la lectura compartida, también señalan que las intervenciones de lectura compartida brindan a los educadores de la primera infancia y a los padres un método útil para estimular con éxito el desarrollo de las habilidades del lenguaje oral de los niños pequeños.

¿Qué aspectos habría que considerar para llevar a cabo la lectura compartida interactiva?

Compartir un libro con un niño produce interacciones lingüísticas positivas entre el adulto y el niño. Sin embargo, los resultados positivos no se producen simplemente por el hecho de leer un cuento a un niño. Hay varios aspectos que hay que tener en cuenta. Según Goikoetxea y Martínez (2015) para que la lectura compartida contribuya al desarrollo lingüístico y comunicativo es necesario considerar  la frecuencia (ha de ser una práctica diaria si es posible y por unos 15 minutos), las características de los libros, la calidad de la interacción entre el adulto y el niño y el tipo de preguntas que se formulan.

En cuanto a cómo los adultos interactúan con los niños durante la lectura, parece ser que los resultados serán más positivos si se tienen en cuenta los diferentes tipos de preguntas.  Es recomendable no  centrarnos únicamente en preguntas cerradas que lleven al niño a fijarse solamente en aspectos literales (qué, cuál, cuándo, dónde) sino también debemos poner atención a las preguntas abiertas que llevarán al niño a conectar información, a realizar inferencias y  predicciones, hipotetizar, emitir juicios, resumir, explicar y completar frases. Por ejemplo: ¿por qué?, ¿cómo crees tú que se sintió el personaje?, ¿cómo te habrías sentido tú en su lugar?,  ¿qué crees que pasará luego?, etc.  (Llamazares-Prieto y Alonso-Cortés, 2016).

¿Cómo seleccionar los libros?

La elección del libro es esencial puesto que el tipo de libro va a influir en la calidad y cantidad de la interacción que vamos a establecer con el niño durante la lectura. Es importante brindarle diferentes tipos de libros a los niños (ilustrados, informativos, narrativos, leyendas, fábulas, mitos, etc.). Aunque se sugiere que sea el niño quien elija el libro que quiere que le lean, es necesario que el adulto tenga en cuenta algunos criterios a la hora de ofrecérselos: complejidad (evitar libros muy simples que describan hechos aislados sin que estén conectados de una manera lógica), cantidad de lenguaje (la cantidad del texto escrito no debe ser excesivo), y conexión emocional (elegir libros con una temática que resulte significativa para la edad del niño) (Villalón, Bedregal, Strasser y Ziliani, 2006).

Otras sugerencias

Si bien el niño pasará en algún momento de una lectura compartida a una lectura autónoma, esto no significa que cuando el niño aprenda a leer ya no será necesario realizar esta práctica. Hay que tener presente que leer un cuento a un niño de 1 año será distinto a cómo leerle a un niño de 7 años. Variará especialmente el tipo de texto, el tiempo, y el tipo de preguntas. En cualquier caso, es conveniente que la lectura compartida se lleve a cabo en un lugar tranquilo, cómodo y evitando cualquier tipo de distracciones. Asimismo, se recomienda siempre colocar los libros al alcance de los niños para que puedan acceder a ellos en cualquier momento.

No quiero terminar esta artículo sin antes mencionar que debemos  olvidarnos de ciertas falsas creencias que no resultan beneficiosas para el niño, como por ejemplo: que no es recomendable que el niño interrumpa mientras estamos leyéndole un cuento o que no debemos leerle el mismo cuento al niño, o que incluso ya no será necesario leerle más cuentos una vez que el niño ya aprendió a leer.

“Solamente si alguien ha experimentado una gran cantidad de lecturas exitosas habrá podido adquirir unas habilidades de lectura eficientes”

Emilio Sánchez Miguel

 

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Milagros Tapia Montesinos

  • Doctora en Educación por la Universidad de Navarra (España). Premio Extraordinario de Doctorado por la Facultad de Educación y Psicología de la Universidad de Navarra (2017 – 2018). Posgrado en Dificultades Infantiles de Aprendizaje y de Neuropsicología Infantil en la Universidad Complutense de Madrid. Graduada en Ciencias de la Educación. Máster en Intervención Educativa y Psicológica por la Universidad de Navarra. Máster en Aprendizajes Tempranos y Máster en Asesoramiento Educativo Familiar por el Centro Universitario Villanueva adscrito a la Universidad Complutense de Madrid. Diplomado en Psicopedagogía. Autora del blog delaevidenciaalaula.

 

Referencias:

  • Colomer, T. (2001). La enseñanza de la literatura como construcción de sentido. Lectura y Vida, 22(4), 1-19.
  • Goikoetxea, E. y Martínez, N. (2015). Los beneficios de la lectura compartida de libros: breve revisión. Educación XXI. Revista de la Facultad de Educación, 18(1), 303-324.
  • Llamazares, M. y Alonso-Cortés, M. (2016). Lectura compartida y estrategias de comprensión lectora en educación infantil. Revista Iberoamericana de Educación, 71, 151-172.
  • National Early Literacy Panel. (2008). Developing early literacy: Report of the National Early Literacy Panel. Washington, DC: National Institute for Literacy.
  • Sénéchal, M., Pagan, S., Lever, R., y Ouellette, G. P (2008). Relations among the frequencyof shared reading and  4-year-old children’s vocabulary, morphological and syntax comprehension, and narrative skills.Early Education and Development, 19(1), 27–44.
  • Villalón, M., Bedregal, P.,  Strasser, K., y  Ziliani, M. (2006). Lectura Compartida: una estrategia educativa para la infancia temprana. Doce Propuestas para Chile, 291 – 320. 
  • Whitehurst, G.,Falco, F., Lonigan, C., Fischel, J., DeBaryshe, B., Valdez-Menchaca, M., y Caulfield, M. (1988). Accelerating language development through picture-book reading. Developmental Psychology, 24, 552-558.
  • What Works Clearinghouse. (2007). Interactive shared book reading. eric.ed.gov/?id=ED497615